Lic. María Margarita Alsina Niños, Adolescentes y Adultos *Diagnóstico y Tratamiento de los Problemas de Aprendizaje, *Rehabilitación de funciones cerebrales *Técnicas de Estudio *Orientación Vocacional Tolosa - La Plata móvil: 221-3058408 M.P.:1831 R.N.P.: 307573
lunes, 30 de noviembre de 2020
Psicopedagogía en adultos
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¿Por qué los abrazos son fundamentales para nuestro equilibrio?
Abrazar a alguien es un gesto simple, pero mucho menos
inofensivo de lo que uno podría pensar. Y por una buena razón: el abrazo sigue
siendo el principal medio que utiliza un ser humano cuando quiere mostrar su
cariño.
Revisión detallada de esta necesidad vital con la neuropsicóloga Susana
Munier en Sevilla.
¿Por qué nos hacen bien los abrazos?
Susana Munier: La
primera razón es que un abrazo liberará una hormona: oxitocina. Se llama hormona
del apego o de la felicidad. Esto sucede tan pronto como abrazas o abrazas a
alguien durante al menos veinte segundos. Producida por el cerebro, tiene un
efecto calmante y genera una sensación de bienestar inmediata. Funciona cuando
uno está en un estado de calma y plenitud. Este es obviamente el caso de un
abrazo, pero también puede suceder cuando estás tumbado en una playa al sol o
cuando estás meditando. Es el antagonista de la hormona del estrés, la
cortisona. Pero no es solo un problema hormonal. Los abrazos nos hacen bien
porque nos devuelven al niño pequeño que éramos. El que es abrazado, tomado en
brazos de alguien, a salvo.
¿Qué dice la investigación en neurociencia?
Susana
Munier: Arrojan luz sobre el papel de las neuronas espejo. Cuando el otro frente
a nosotros realiza una acción, despierta lo mismo en nosotros a nivel de nuestra
actividad neuronal. Por ejemplo, si veo que alguien se rasca o bosteza, querré
hacer lo mismo. Asimismo, si veo que alguien se acerca a mí para abrazarme,
sentiré algo de benevolencia, algo positivo. Estaré seguro A nivel de la piel,
los corpúsculos táctiles -pequeños receptores- nos permiten enviar un mensaje al
corazón para indicarle el bienestar que sentimos cuando nos toca. Entonces nos
sentimos mucho más tranquilos.
¿Qué entendemos exactamente por abrazo?
Susana
Munier: Un abrazo es abrazar completamente al otro. No tiene absolutamente nada
de sexual. Es ponerse uno contra el otro, en su calor, contra su corazón.
¿Los
abrazos promueven los lazos sociales y son efectivos para lidiar con el estrés?
Susana Munier: Exactamente. Cuando se activa la oxitocina, vamos mucho más hacia
el otro, tenemos menos miedo. También nos sentimos menos solos, ser tocado no es
estar solo. Este es el caso de los famosos “abrazos gratis”. Incluso si la
duración del abrazo solo dura poco tiempo, durante este tiempo, te sientes
reconectado con alguien. Por tanto, es un antidepresivo natural.
¿Por qué es tan
difícil en nuestra sociedad abrazar a alguien?
Susana Munier: Porque tememos su
reacción. Nunca es fácil acercarse al otro, siempre tenemos la impresión de que
pueden rechazarnos. Pero ser rechazado es la peor parte. Por eso a veces es más
fácil abrazar a un animal. No tenemos miedo de que pueda hacerlo. Y si al cabo
de un tiempo desaparecen, especialmente en el caso de los gatos, no creemos que
sea grave. No es porque nos juzguen, sino solo porque han recibido lo
suficiente.
Ya sea que nos abracemos o recibamos un abrazo: ¿cómo funciona?
Susana Munier: Sí, porque estamos en el compartir, en el intercambio. Lo comento
mucho en mi clínica de Sevilla. Cuando damos un abrazo, lo recibimos del otro.
Por ejemplo se utiliza también como tratamiento en el trastorno adaptativo mixto.
¿Es cierto que este simple gesto tiene un efecto sobre el sistema
inmunológico?
Susana Munier: Sí, un equipo de investigadores estadounidenses de
la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh llevó a cabo un estudio. Ella
reveló que tenemos menos resfriados, menos afectados por la gripe y todos estos
pequeños virus que se contagian en invierno, cuando nos tocan, nos abrazan.
¿Qué
pasa con ciertos trastornos, como el autismo?
Susana Munier: Las personas
autistas tienen problemas con el tacto y la mirada. Para reeducar esto, podemos
pasar especialmente por los animales, porque el contacto suele ser mucho más
fácil que con los humanos. Este intercambio producirá oxitocina. Lo hacemos
mucho con caballos o gatos porque son animales que no buscan la mirada, a
diferencia de nosotros. Saben mucho más que nosotros sobre cómo tratar con
personas autistas. Con ellos, es instintivo.
¿Abrazar a un ser querido o a un
extraño proporciona los mismos beneficios?
Susana Munier: No es lo mismo, pero
en todos los casos obtenemos beneficios. En Free Hugs, se comparte la idea de
que estaremos en un estado de benevolencia. Es un abrazo que abrazará al otro.
Pero puedes sentirte bien en los brazos de alguien y no en los de otra persona.
El intercambio funciona al nivel de las energías de cada persona. De alguna
manera, hay un lado mágico que no se puede explicar ...
¿Son esenciales los
abrazos?
Susana Munier: Son desde los primeros segundos de vida. Además, en las
unidades de prematuros, se ha constatado que los niños aumentan un 50% más de
peso cuando se ven afectados. Es por eso que ahora, inmediatamente pondremos al
bebé que acaba de nacer piel con piel con su madre. Esto es lo que hace posible
el contacto.
Para obtener beneficios regulares, ¿con qué frecuencia debemos
abrazarnos?
Susana Munier: Todos los días. Para un niño eso no parece mucho, a
diferencia del adulto que creció con miedos y temores al rechazo. Esto no quiere
decir que no queramos darlo y recibirlo, es solo que la mayoría de las veces no
nos atrevemos. Tenemos que romper este tabú y abrir barreras. Otro punto, debes
saber que el abrazo debe durar al menos veinte segundos para poder liberar
oxitocina. Y como dura una media de tres o cuatro segundos en los adultos,
multiplicaremos los abrazos. Cinco al día sería ideal.
¿Qué consejo podemos
sacar de él en nuestra vida diaria, familiar, amorosa?
Susana Munier:
Básicamente, cuanto más toques, mejor. Existe una correlación entre la cantidad
de abrazos que das y recibes cada día y la longevidad de las parejas. Entonces,
si quieren tener una relación duradera y serena, tienen que tocarse. Lo mismo
ocurre con los niños: cuanto antes los abracen, más seguros se sentirán. Además
promueve su aprendizaje. Tanto para ellos como para nosotros, cuanto más seguros
nos sentimos, más disponibles estamos para dejar que nuestra inteligencia se
exprese, aprenda y comprenda.
Susana Munier Psicóloga, especializada en el
manejo de las emociones y el estrés en adultos y niños
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